domingo, 16 de mayo de 2010

EL Cerebro Humano



El cerebro es el órgano que nos hace pensar, sentir, desear y actuar. Es el asiento de múltiples y diferentes acciones tanto conscientes como no conscientes, que nos permite responder a un mundo en continuo cambio y que demanda respuestas rápidas y precisas.

VISIÓN ANATÓMICA CEREBRAL

El encéfalo pesa aproximadamente 1,3 kg y su tamaño es de 1380 centímetros cúbicos. Está alojado en la cavidad craneal que lo protege, con su cubierta ósea, del medio externo, y está envuelto por las membranas meníngeas y bañado por el liquido cefalorraquídeo. Mediante la abertura del agujero magno, el encéfalo se continúa con la médula espinal, estructura compacta que contiene múltiples circuitos intramedulares y haces de fibras nerviosas ascendentes y descendentes que permiten al cerebro dirigir o supervisar la sensación y acción del resto del cuerpo.

Organización del Cerebro
El cerebro tiene miles de millones de células nerviosas (neuronas) y al menos el doble de otras células (gliales). Las neuronas son los ladrillos con los que está construido el cerebro y su propiedad más desarrollada es recibir, procesar y transmitir información mediante la emisión de impulsos electro-químicos a cientos de otras neuronas. Esta aparentemente enmarañada red de neuronas se organiza en la corteza cerebral, a nivel microscópico, en varias capas. A la organización en capas se superpone una organización modular, que permite el tratamiento específico de ciertas informaciones por conjuntos de neuronas.

El cerebro tiene dos hemisferios (mitades), unidos por varios puentes, siendo el mayor de ellos el cuerpo calloso con millones de fibras nerviosas que comunican ambos lados. Cada hemisferio cerebral tiene unos territorios definidos como lóbulos cerebrales, delimitados por grandes surcos (Cisuras). Estos lóbulos son: el frontal, parietal, temporal y occipital. Hay una diferenciación y complementariedad de funciones entre cada uno de ellos.



El lóbulo Frontal es el encargado de decidir la conducta motora apropiada en cada caso. Cuando vemos un objeto que nuestro cerebro identifica como peligroso, la decisión de salir corriendo o quedarnos quietos se efectúa a nivel del lóbulo frontal, interviniendo el sistema de detección de peligros (sistema límbico) cargando de fuerza y emoción a nuestro accionar. Otro ejemplo más cotidiano, pero no menos significativo, se da diariamente cuando colocamos la mano de forma diferente para coger una taza o una cuchara. La manera que la mano actúa el plan motor- se define y decide en el lóbulo frontal. En el lóbulo frontal hay una banda de tejido a modo de mapa anatómico de nuestro cuerpo “el homúnculo motor” donde el tamaño de cada segmento corporal es proporcional a la complejidad del movimiento y acción a realizar. Así la mano, los dedos y la cara tienen, en este mapa, una mayor extensión que los hombros o las caderas.

El lóbulo frontal está muy desarrollado en el ser humano albergando importantes tareas no motoras como la planificación de la conducta, el control de nuestras emociones, el razonamiento y juicio que son funciones complejas no siempre fáciles de analizar en el paciente con Ictus (Infarto Cerebral). Las áreas responsables de estas habilidades están por delante de las consagradas a la función motora (áreas pre-motoras y pre-frontales). Para actuar necesitamos información de nuestro entorno y de nuestro propio cuerpo. Así siguiendo con el ejemplo de la taza de café, no podríamos realizar una tarea tan sencilla, si no detectáramos mediante nuestros sentidos el peso de la cucharita que movemos, el tamaño de esta, el mapa de donde esta nuestra mano y el recorrido que debemos realizar.


El lóbulo parietal está involucrado en el mapa de “donde actuar” integrando la información sensorial interoceptiva (de nuestro cuerpo: los músculos, articulaciones, tendones) y exteroceptiva (del exterior). Se le atribuyen básicamente funciones sensitivas, asociativas, así como de reconocimiento del espacio.

El lóbulo occipital se encarga básicamente de la visión, elabora la información visual aunque esta trasciende a los lóbulos parietales y temporales.

El lóbulo temporal es el asiento de los últimos peldaños de procesamiento auditivo, así como el lugar donde, en su cara medial, asientan importantes estructuras de la memoria (hipocampo), y del sistema emotivo inconsciente (sistema límbico).

Pero los 2 hemisferios cerebrales no hacen lo mismo. En los seres humanos se reconoce una lateralización de funciones. Es decir que la evolución se ha encargado de sacar mayor partido mediante una división del trabajo entre las dos mitades del cerebro (los hemisferios cerebrales). Así para el lenguaje el hemisferio que contribuye en su producción y comprensión es – habitualmente - el hemisferio izquierdo, destacando las siguientes áreas: la porción inferior del lóbulo frontal (Área de Broca); la región del lóbulo temporal lateral y superior (Área de Wernicke) y las zonas circundantes entre estas áreas. La mayor parte de la población es diestra, lo que significa que su mano más hábil es la derecha, y el lado izquierdo del cerebro es el que domina dicha mano y la mayoría de aspectos del lenguaje.


Pero el cerebro pese a dividirse el trabajo entre diversas regiones y hemisferios funciona como una unidad, logrando en tiempo real una acción coordinada y precisa. Por debajo del manto cortical (Córtex cerebral) está la sustancia blanca cerebral por donde cruzan los haces o manojos de fibras nerviosas, cada una con un rumbo y tipo de información diferente. Debajo de esta sustancia blanca se localizan los núcleos grises profundos (ganglios basales) que intervienen en múltiples funciones, especialmente en la conducta motora.

El di-encéfalo está, entre y por debajo de los 2 hemisferios, formado por el Tálamo y el Hipotálamo. El Tálamo es la estructura que sirve de estación de procesamiento de información sensitiva, motora, e interviene en el nivel de atención y alerta. El hipotálamo, siguiendo hacia abajo, tiene un rol central en la integración y regulación de las funciones autonómica y hormonal. Las relaciones del di-encéfalo hacia arriba con los hemisferios cerebrales y hacia abajo con el tronco del encéfalo lo convierten en la gran puerta de entrada al cerebro.


El tronco-encéfalo es asiento de importantes funciones vegetativas que mediante automatismos bien conservados en el curso evolutivo, consiguen reajustar nuestro organismo a las diferentes situaciones. Estos automatismos nos permiten seguir respirando mientras dormimos, o despertarnos preparándonos para la acción cuando un ruido intenso e inesperado rompe el descanso nocturno. Finalizamos nuestro recorrido con el cerebelo que ocupa su posición por detrás y debajo del cerebro. Conectado con el tronco cerebral, y a través de este con el cerebro y la médula espinal se encarga fundamentalmente de la coordinación motora, determinando el ritmo y ajuste perfecto de nuestros movimientos, así como del aprendizaje motor. El tronco-encéfalo se continúa al salir del cráneo (la cabeza) con la médula espinal que transcurre por el canal raquídeo (la columna) y que raramente se afecta en el ictus, por lo que aquí se acaba nuestro recorrido anatómico.

2 comentarios:

  1. Jose Luis... creo que nos diste un gran recorrido por la última clase. Es muy interesante todos los datos que nos ofreces, sin embargo, para la retroalimentación te recomiendo nos dejes algún cuestionamiento final con la intención de nosotros seguirte en lo que has publicado.

    Un abrazo

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  2. Estimado Jose Luis, el siguiente es un pequeño extracto de un artículo que recibi y espero sea de tu interes al igual que el de todos que seguimos tu publicación:



    The electrical currents from the sun also affect the human body’s magnetic field:
    The environmental scientist Neil Cherry (2001) reviewed a large number of studies that identified significant physical, biological and health effects that are associated with changes in Solar and Geomagnetic Activity (S-GMA). He suggested that the Schumann Resonances (SR) frequencies that link solar and geomagnetic activity are what link solar activity to the effects on human health and behavior. The SR have ultra low frequency peaks at 7.8Hz, 14, 20, 26, 33, 39, 45, and 51 Hz, which closely overlap with the human brain (also see GCI commentary July 15, 2009).

    The connection between the daily (circadian) and seasonal cycles and geomagnetic activity:

    The human body is designed to adapt to daily and seasonal climatic variations. Environmental factors alter the hormone balance of the body, specifically the melatonin/ serotonin balance, which affect many physiological functions, e.g. blood pressure, breathing, immune system, reproductive, cardiac and neurological processes.

    Research by Burch et al. (1996) and Rapoport et al. (1998) gives evidence that the melatonin levels are reduced during increased solar and geomagnetic activity. In rats, seasonal melatonin levels were correlated with the seasonal variations in the Earth’s geomagnetic field (Bartsch et al., 1994). Diseases like cancer, neurological disease, acute heart disease and heart attacks are all related to melatonin levels that are too low, as is accelerated aging. In the daily cycle, the blood pressure, heart rate, neurological, cardiopulmonary and reproductive functions are affected.
    Neurological Effects correlated to GMA:
    The brain is a very sensitive electromagnetic organ. The Schumann Resonances appear to interact with the brain, altering the brain waves and neurohormone responses. Geomagnetic storms are strongly related to human health effects and death. Altered EEG rhythms and GMA have been observed by Belov et al. (1998). Strong GMA effects were identified as stressors, while low frequency magnetic oscillations had a sedative effect. A 10 Hz signal stimulates people; while a 3 Hz signal slows them down.

    Also memory and attention were correlated to GMA (Tambiev et al., 1995); rats were observed to behave more aggressively during GMA events (St. Pierre and Persinger (1998); GMA and war (Persinger, 1999); crimes and GMA (1-3 days after solar activity). Rajaram and Mitra (1981) found a correlation between patients with seizures in Calcutta and GMA; increase in epileptic experiences during increased GMA; increase in hospitalization for mental disorders, psychiatric admission and suicide; and increase in depression after geomagnetic storm. GMA is also a trigger for migraine attacks.

    Daniel L.F.

    El artículo completo puede ser encontrado en:


    http://www.glcoherence.org/monitoring-system/commentaries.html

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